Hilda García | 13 de junio de 2019
Pedalean con una pesada mochila a cuestas. Se juegan el tipo entre el denso tráfico, expuestos a la contaminación de los tubos de escape. Todo ello a cambio de un salario vergonzoso y unas condiciones de trabajo abusivas. Son los galeotes del siglo XXI.
Los prosélitos de la mensajería en bicicleta argumentan que es un medio rápido y ecológico. ¿A qué precio? Un vehículo perfecto para el ocio y el deporte se convierte en herramienta de trabajo insana y peligrosa. En plena era digital, es irracional regresar a métodos tan rudimentarios. ¿Volveremos al tuk tuk?
“Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”, advertía Martin Luther King. Unos pocos se enriquecen a costa de los más débiles. La tecnología avanza, pero la moral retrocede. Paradojas de la ¿civilización?